El departamento de Suchitepéquez y sus distintos municipios son ricos en tradiciones orales. Como todos los pueblos guatemaltecos, participa de la riqueza de la oralidad. Suchitepéquez es crisol de cuenteros y narradores de historias, como doña Zoila de Higueros de Río Bravo. Relatan leyendas, cuentos y son portadores de toda la tradición oral del departamento.
Todos los municipios son ricos en cuentos y leyendas, entre las que sobresalen están las de ánimas en pena y aparecidos. Los personajes o espantos como la Llorona, el Cadejo, el Sombrerón, la Siguanaba, la Carreta de la Muerte y la Mula del Madriado son cotidianos.
Así, en las calles de Mazatenango el Cadejo, “un perro negro con ojos de fuego y patas de cabra”, camina sigiloso para proteger a los borrachos.
La Llorona, esa mujer de negro que grita en la oscuridad, surge en los recodos del río Sis; en la Toña, la Poza de Chipinoz o debajo del puente del Corinto. En los tanques públicos de Mazatenango se baña la Siguanaba, mujer vaporosa vestida de blanco que no enseña su rostro, pero que cuando se voltea tiene cara de caballo o calavera. La han visto en el tanque público de la 7a. calle y la 2a. avenida, las noches de luna llena.
Otros personajes de leyenda mazateca son: el Señor Venado, que recorre las planicies y cañaverales del departamento, protegiendo la tierra y el agua de los ríos, en particular las pozas y las tomas. Juan Noj se manifiesta en las madrugadas como un hombre embozado de negro que protege a los caminantes. Cerca de la curva del río Coyolate, Juan Noj tiene su cueva-misterio. En río Bravo aparecen Los Camarones Encantados. Quien tiene la dicha de “agarrarlos y los guarda” tiene suerte en los negocios y con las mujeres, para siempre.
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